¡DON ANDRÉS, SIEMPRE EN LA MEMORIA Y EN EL CORAZÓN!
Cuando un
incansable combatiente cesa la lucha, perdemos todos un pedazo de la historia,
un pedazo de nosotros mismos.
Esta pandemia ha usurpado de nuestro convivio muchos amigos,
compañeros, colegas, personas que eran nuestra referencia, conocidos,
celebridades y hasta personas de quien no teníamos noción de que existieran y, ¿quién
sabe?, un día pudieran en la vida haber cruzado con nosotros...
Al inicio de la mañana gris, fría y lluviosa de este
11 de junio, mediante llamada de la médica Adria Vigueaux a mi compañera, nos
enteramos de la eternización del querido e incansable compañero Andrés Corrales
Menacho, el pequeño gigante combatiente. De causas justas y solidarias.
Abnegado y generoso. Mensajero de grandes y profundas transformaciones.
Tuve el honor y el gusto de conocerlo hace casi dos
décadas por medio del Amigo Anísio Guilherme da Fonseca, el Guató, quién, en
base a su brillante desempeño como miembro del Consejo Comunitario de Seguridad
Pública, lo convenciera a participar del proceso de elección de los
representantes de Usuarios del SUS en el Consejo Municipal de Salud de Corumbá,
Brasil.
Su actuación en el Consejo de Salud de Corumbá fue sorprendente.
Con el habla cargada de dejo hispánico, daba su mensaje sin intimidarse, aunque
de modo educado y lleno de reverencia, bien al estilo boliviano. No tardó mucho,
y pasó a integrar al Consejo Municipal de los Derechos del Niño y del
Adolescente. Tenía capacidad y legitimidad para eso, pues participaba, hacía años,
del pionero Comité Municipal de Combate a la Explotación Sexual de Niños y
Adolescentes de Corumbá (COMSEXCOR).
Entonces, Don Andrés -como yo hacía cuestión de llamarlo desde que lo conocí- era presidente de la Junta Vecinal del Barrio Cravo Vermelho y se
transformara en un líder en ascensión, revelado por la solidaridad y atención a
la población trabajadora de su colectividad. Incomodaba a los viejos ‘caciques’
que, como sheriffs (no dirigentes comunitarios), al servicio de los zorros
políticos, usan al movimiento comunitario para enriquecerse a base del
clientelismo, de un ‘toma y daca’ que desde el 2016 volvió con fuerza total.
Fue un consejero actuante, habiendo participado de
diversas conferencias municipales, estaduales y nacionales representando
Corumbá en diferentes políticas públicas: Salud, Derechos del Niño y del
Adolescente, Asistencia Social, Cultura, Medio Ambiente, Derechos Humanos, de las
Ciudades y de Economía Solidaria. Espero que, póstumamente, pueda ser galardonado
con el título de Ciudadano Corumbaense, pues, curiosamente eso no ocurrió en el
tiempo en que el partido de su corazón tenía diversos parlamentarios en el
Legislativo y dos titulares en la administración municipal.
Eran, obviamente, tiempos promisores. El Brasil entonces
despertaba para el protagonismo popular, en que los sin voz y sin vez comenzaban
a mostrar la verdadera cara del hasta entonces gigante adormecido. No demoraría
mucho para que creciera exponencialmente el odio a la clase trabajadora, la misma
que generalmente produce la riqueza en condiciones indignas y sueldos humillantes
y que consume la producción a precios extorsivos.
Don Andrés, sin cualquier interés mezquino, hizo de su
experiencia en los consejos un instrumento de transformación de su comunidad,
cuyo nombre (Cravo Vermelho, mejor dicho, Clavel Rojo) remite a los tiempos
rebeldes en el que ex miembros de la Operación Mato Grosso (la pionera pléyada
de voluntarios italianos que, en la década de 1960, construyó el edificio sede
de la Ciudad Don Bosco, del añorado Padre Ernesto Sassida) se trasladaron para el
Barrio Cristo Redentor (también así nombrado por la propia comunidad, que de inmediato
creó, en 1968, una das dos juntas vecinales pioneras en Mato Grosso, junto con la
da Ciudad Jardín, antiguo nombre del Barrio Don Bosco), llevaron consigo familias
de inmigrantes bolivianos relocalizados de ocupaciones informales da vieja Feria
Boliviana, en las inmediaciones de la estación ferroviaria anterior.
Por su iniciativa, el Centro Boliviano Brasilero 30 de
Marzo, a partir de 2003, pasó a representar de modo proactivo y participativo a
la colectividad boliviana. Varios fueron los presidentes, y hago cuestión de mencionar
con afecto y reconocimiento al añorado Don Pepe Ramírez, a la estimada Señora
Lola Ayala, al compañero Arturo Castedo Ardaya y por dos veces al querido y
desde ahora añorado Don Andrés Corrales Menacho.
En un error flagrante que ya entró para a historia, ocurrido
durante la gestión de una de las dos administraciones elegidas por el PT, trabajadores
y trabajadoras bolivianas fueron objeto de agresiones por las sombrías ‘fuerzas
ocultas’ que desde los tempos del Fray Mariano de Bagnaia imponen ‘su’ ley (que
coincide con el rugir del odio a nivel nacional, desde 2013), causó mucho disgusto
a Don Andrés, como a todas las personas sinceramente aclaradas y que luchan por
una sociedad más justa.
Ni por eso este incansable combatiente de causas
justas dejó de ser leal a su partido: cuando el PT estaba con el líder mayor en
la mazmorra de Curitiba, al contrario de algunos parlamentarios petistas que
ganaron prestigio (y mandato también), allá estaba Don Andrés en el Campamento
Marisa Letícia, en la capital del Paraná, donde pasó más de una semana
participando de actos públicos y de solidaridad al Presidente Lula, como
registró el Correio de Corumbá cuando
el añorado Periodista Farid Yunes era director.
Gracias a su espíritu solidario, en ese mismo año en
que Lula estaba aprisionado por la ‘republiqueta de Moro’, Don Andrés Corrales
Menacho fue un discreto articulador del Día del Trabajador de 2018, realizado en
la frontera Brasil-Bolivia. A propósito, un memorable momento de integración y
solidaridad de la clase trabajadora boliviana a la izquierda brasileña, que
espero algún día los sindicalistas sur-mato-grosenses reconozcan y en su homenaje
vuelvan a hacerlo, pero de esta vez en sentido recíproco.
Como acto de solidaridad al pueblo boliviano y gesto
de desagravio por la injerencia de fascistoides brasileños involucrados en el
golpe policial-militar de noviembre de 2019 contra el Presidente Evo Morales,
humildemente, Don Andrés, gracias a la iniciativa de los queridos Amigos Aníbal
Monzón y Anísio Guató, en la apertura del Festival América do Sur, el 2019,
participó de una modesta e histórica manifestación, atestiguada y registrada
por innúmeros participantes del evento.
No podemos dejar de mencionar su inagotable labor como
corresponsal discreto y activo del más antiguo diario en circulación de
Bolivia, La Estrella del Oriente, en
Corumbá, oficio realizado con honor y altivez. Por medio de ese importante
periódico boliviano hizo noticiar, con la colaboración de la Periodista Angelina
Hoyos, corresponsal de Puerto Suárez, diversos marcos históricos de nuestra
frontera.
En el exacto momento en que el cuerpo inerte de Don
Andrés es sepultado, escribo como sincero homenaje, consternado y profundamente
condolido, este modesto testimonio de su valioso legado para la afirmación del protagonismo
popular en esta tierra de todos los pueblos y culturas, o, en las palabras del
Profesor Valmir Batista Corrêa, tierra de ensueños y luchas. Porque, cuando un
incansable combatiente cesa la lucha, perdemos todos un pedazo de la historia,
un pedazo de nosotros mismos.
“¡Hasta la victoria siempre, Compañero!”
Ahmad Schabib Hany
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